Hace un tiempo, no mucho, conocí a una mujer que tenía un mundo. Sí, un mundo entero, sólo para ella. Puede parecer excesivo tanto despliegue de medios para una sola persona. No obstante, hemos de tener en cuenta que ella era grande "¡Tan grande como una vaca!", además de miembro ilustre de la realeza. Si no están convencidos aún de que ambas características sean suficientes para justificar la posesión de miles de hectáreas, de lagos, tierras, campos y desiertos -mientras su piso de usted no pasa de los sesenta metros cuadrados- le daré una última y lapidaria explicación: fue ella misma quien lo creo.
Cada árbol, cada hormiga, cada gota de agua surgió de su vientre frágil y callado. Cada contracción se dolía de la muerte y creaba la vida.
La maternidad, bien lo saben ustedes, hace sentirse propietario de lo nacido, por eso todos nosotros le pertenecíamos. A veces, aún le seguimos perteneciendo, aunque se haya llevado su mundo en la maleta.
Tengo tanto que contarte. Baste por ahora decirte que me he vuelto censora de palabras ajenas, que he expulsado a extraños de este mundo. Sí, yo también tengo un mundo, bien lo sabes, al que huyo cuando la vida se queda atravesada en la garganta.
Baste con rogarte que intuyas que este robo es explicable, tanto como necesario. Baste con apelar a tu entendimiento. Al fin y al cabo desde el principio hasta el último suspiro, hasta la última tos, tú siempre has sido capaz de comprender.

Requisitos

Habréis
de cortaros el pelo para venir a verme
de descalzaros para entrar en mi casa
de encender el fuego para hacer la comida
de cantar con voz suave las canciones pasadas de moda
de abandonar las cosas que nos hicieron daño
de hacer preguntas difíciles
de responder preguntas difíciles
de bañaros desnudos
de inventar lugares donde podamos vivir
de leer poemas
de recordar mi voz cuando no hablo
de no perder la fe

4 a los que les dio por decir que...:

Uno detrás de otro, irán cumplièndose todos los requisitos! ;-)
no lo dudes

11:02 a. m.  

Son tuyos... como tantas cosas.
En mi maleta también cupo un trocito de tu mundo. Nada más que un trocito. Un muy pequeño. Lo cuidaré para que no se sienta solo. Esta es una ciudad tan grande...
No dejes que entre en tu jardín quien no esté dispuesto a pisar las ortigas.
Los jardines tienen ortigas, todo el mundo debería saberlo.
S

8:47 a. m.  

bichin! ya tienes nombre!

1:32 p. m.  

Tienes razón, no entiendo casi nada...
Creo que yo, me olvidé la caja de colores en algún sitio hace ya algún tiempo, y me llevé en la mochila algo/alguien de quien estoy a punto de deshacerme..Por fin.
En todo caso, siento desasosiego, essstréssss existencial y seguramente tengo miedo...
Para ser yo no está mal esta confesión pública de humanidad, como tú me dijiste esta mañana...!

4:49 p. m.  

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