Me dice mi filóloga particular que muy bien esto del cripticismo litera-diario pero que me deje de tonterías que no se me entiende nada. Y que ella me prefería con el estilo Juan José Millás a lo cutre, tipo “me asomé a la ventana y vi un tendal con ropa”. Y que vuelva pronto al rollo sencillito que si nos aguanta las chapas blogueras es sólo para ver cómo estamos y que si sigue sin pillarme va a tener que acabar quedando conmigo pa que le cuente. Y que le da pereza.
Conclusión: para hija de puta yo y para perras del infierno mis amigas.
Por desgracia son mi debilidad así que ahí voy.

Esta mañana me asomé a la ventana y vi un tendal con ropa. La ropa era mía, que la había tendido el día anterior. “¡Que buena ama de casa!” piensas mientras me imaginas con un mandilito a cuadros azules y sonrisa de anuncio sesentero de tarta de manzana (me veo, me veo). Pues no, yo soy de las de ahorro de energía hasta el final, que sólo tiende cuando se le acaban los calcetines o los tangas. Y tengo muchos. Vamos que la gente normal tiene la ropa clasificada por temporadas, yo la tengo por lavadoras. “Hace tiempo que no te veía esa camiseta ¿se te acabaron los tangas limpios?”.
Esa soy yo, vaga hasta la metafísica y gnoseológica hasta el aburrimiento propio y ajeno. Qué le voy a hacer (que usted no quiera) si yo misma me he hecho así, eso sí cohonestando la verdad con la malicia de la razón. Que una será perezosa pero con una creatividad justificante de la indolencia propia y ajena meritoria de estudio. Yo me ofrezco de conejilla de indias, por la ciencia y por dinero, pero sin colita de algodón que me da pena. Si acaso bragas del Ché que el otro día se las compré a unos búlgaros socialistas por seis euros.
Quién le iba a decir a Ernesto que la revolución social se acabaría librando sobre mi empeine.
Quién le iba a decir a usted que las niñitas de ayer que devoraban las nubes rosas de la feria con ansiedad azucarada, serían las culpables de la sedición de hoy. Sublevemos las pasiones de los cuerpos y untemos la lucha con convicciones y sueños.
Y a por todas, queridas, que el enemigo es difuso pero tu valor eterno. Y a ungirles con nuestros flujos que en la batalla campal no aceptamos esa tregua, ya lo dijo Benedetti que en la calle codo a codo somos mucho más que dos. Y os digo yo que en las armas, puño a puño, no nos va a parar ni dios.
¡Esta mañana me asomé a la ventana y vi un tendal con ropa de colores!. Las kalashnikov las guardo debajo de la cama por si acaso. Entretanto el mundo del que sigo, a pesar de todo, profundamente enamorada.

3 a los que les dio por decir que...:

Confieso que no he leído a Marguerite Duras, pero prometo que lo haré.
Gracias por la referencia y por la amabilidad.

5:40 p. m.  

no sé cómo me gustas más, pero este estilo no me descoloca... eso es bueno, ¿verdad?

yo también te veo de ama de casa sesentera, te va el papel que ni pintado... jeje

besitos, mujer ;-)

1:13 a. m.  

Sí querida. De vez en cuando, al menos, es bueno no descolocar.
Un abrazo y la promesa de unos vodkas, puede que ahora en Francia. ;-)

10:40 a. m.  

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